Puéllaro y Perucho nos cuentan sus historias

Una maravilla natural, cultural y gastronómica, con hermosos paisajes y un clima acogedor. Esas son las características que distinguen a las cinco parroquias que conforman la Ruta Escondida: Puéllaro, Perucho, Chavezpamba, Atahualpa y San José de Minas.

Ubicadas en el nororiente de Quito. A una hora y media de viaje. Estas cinco parroquias rurales conforman el camino precolonial construido por los indígenas, el sábado 28 de abril, se realizó un recorrido por Puéllaro y Perucho para promocionar sus atractivos turísticos.

Puéllaro es la entrada a la Ruta Escondida. El recorrido inicia en la Iglesia, cuya construcción data de 1820. Una obra monumental, edificada con las manos de los pobladores de esta parroquia rural y cuyos planos fueron realizados por el padre Pedro Bruning.

Bryan Oña, nació en Puéllaro, y es uno de los jóvenes que están trabajando en la promoción de su parroquia. Él es uno de los guías que acompañan en el recorrido a turistas nacionales y extranjeros.

«Estamos en la parroquia San Pedro de Puéllaro, conocida como la puerta de entrada a la Ruta Escondida y a nivel nacional como el jardín frutal del Ecuador. Por toda la variedad de productos que se dan en este sector, por los diferentes tipos de climas, tenemos la ventaja de poseer todos los tipos de productos en una sola zona”, recalca Bryan Oña.

El bosque seco que rodea a Puéllaro caracteriza el paisaje de esta parroquia interandina. Su economía se basa en la agricultura y resulta, frecuente, encontrar árboles frutales durante el recorrido.

Padre Javier Garcés, párroco de Puéllaro, comenta que “como iglesia de Puéllaro, se encuentra prestando, también, este servicio que se llama Proyecto mirador Torres San Pedro de Puéllaro. La idea es resaltar el valor arquitectónico de esta iglesia tan maravillosa de San Pedro de Puéllaro para que la gente pueda conocerla, primero los propios de la población y de toda la ruta escondida, para poder visitar la iglesia con guías, y poder conocer la historia, datos generales, de la iglesia de la construcción, en la parte superior para admirar los paisajes de la población”.

Perucho es la siguiente parada. Es que este lugar está lleno de colores, olores y sabores. Árboles frutales de chirimoyas, naranjas, cerezas chinas, aguacates y guabas son un ejemplo de la fertilidad de las tierras de ‘Perucho’.

La iglesia fue construida en el siglo XVII, su estructura de madera, propia del sector, constituye uno de los atractivos de esta parroquia del Distrito Metropolitano de Quito. Los visitantes podrán regocijarse de los cantos de los pájaros y observar desde el campanario de la Iglesia a varias lechuzas, disfrutar de un licor de mandarina y servirse el famoso sancocho peruchano

Puéllaro y Perucho tienen construcciones muy antiguas, levantadas con adobe, madera y teja. Las iglesias de cada una de estas parroquias rurales del Distrito, tienen sus propias historias. Relatos que nos hablan de identidad, religiosidad y cultura.

Quienes visiten estos lugares únicos y maravillosamente mágicos, también, pueden degustar de chirimoyas, naranjas, mandarinas, limones, aguacates o de vino de mandarina, pan de camote o de mandarina, licor de café o chirimoya, entre otros productos que se ofertan en esta zona.

 

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