¿Cuál es el destino de los animales que llegan al zoológico?
En 2017 el personal del Zoológico de Quito en Guayllabamba liberó 89 animales, todos, producto del tráfico de animales silvestres, uno de los mayores problemas en relación a la conservación de la biodiversidad.
Animales propios de los ecosistemas cercanos a Quito, como las zarigüeyas, lechuzas de campanario o quilicos, que frecuentemente llegan al zoológico, son liberados una vez que se confirma su estado de salud y se verifica la capacidad del animal para desenvolverse.
También, hay animales que han sido, recientemente, extirpados de su hábitat y que deben ser regresados de manera inmediata a bosques nublados o bosques húmedos tropicales para evitar que se acostumbren al ser humano.
Por otro lado, animales propios de ecosistemas amazónicos o de la costa son entregados a centros de rehabilitación y rescate como Yanacocha en el Puyo, donde se efectúan programas de rehabilitación para monos y aves. Hasta allá han ido en este año Guacamayos, loros, monos chichicos y leoncillos.
Otro caso es el de una juvenil del mono araña de cabeza negra (Ateles fusciceps), o bracilargo, una de las 25 especies de primates más amenazadas del mundo. Esta monita bebé permaneció cinco meses en Guayllabamba y fue trasladada hacia el Centro de Rescate Jambelí, en donde el Proyecto WASHU rehabilita otros bracilargos con miras a una eventual reinserción en hábitats propios de la especie.
Existe un nivel elevado de incertidumbre respecto a los procesos de reinserción de animales, luego de que estos han sido víctimas de tráfico y mascotismo. Sin embargo, el trabajo conjunto entre zoológicos y centros de rescate es esencial para asegurar el bienestar de los animales.
En este año el Ministerio del Ambiente, Wildlife Conservation Society y el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, a través del Proyecto Paisajes-Vida Silvestre desarrolló una campaña de comunicación cuyo lema es “Si te llevas uno no quedará ninguno”. Mediante esta iniciativa se convocó a la ciudadanía y personalidades públicas a abogar por un freno a la práctica ilegal de la apropiación de la biodiversidad.
Quizás más grave aún, es el tráfico que no llega a detectarse, la tenencia ilegal que todavía no es reportada y que mantiene a los animales silvestres como mascotas. El ciudadano común puede hacer denunciar a través de la línea 9-1-1 o al 1-800 DELITO.
Durante el 2017, el Zoológico de Guayllabamba recibió 369 animales, una cifra que evidencia el grave peligro que afronta la fauna silvestre del país.
81 tortugas de cuatro especies diferentes
69 loras y guacamayos
31 zarigüeyas
28 quilicos
13 monos de cinco especies diferentes
Y otras especies, algunas de ellas llegaron por primera vez al zoológico.