Una joven de la Delicia le apuesta al trabajo social
Verónica Olmedo Vitar tiene 29 años. A los 22 inició su actividad como voluntaria juvenil en el barrio El Paraíso, de Cotocollao Alto. En este sector vive desde hace 19 años y ha participado en actividades como colonias vacacionales, organización de eventos y en especial la ayuda a niños y jóvenes.
“En una reunión de amigos tuvimos la iniciativa de visitar un orfanato, hicimos títeres con material reciclado y presentamos la obra ´David y Goliat´, esta experiencia nos marcó, porque vivimos en carne propia la realidad social de los niños y nos impactó. Esto nos motivó a continuar con el voluntariado” asegura.
Entonces, junto con 12 jóvenes más, formó el grupo Band of Brothers. Los chicos viven en diferentes sectores de la ciudad como Santa María, El Condado, La Florida, entre otros.
Ahora se han especializado en las charlas de motivación e información para niños y jóvenes, con temas como autoestima, como manejar la depresión, el noviazgo en adolescentes, la sexualidad, prevención de consumo de drogas, entre muchos otros.
“Una experiencia personal que me impulsó a realizar este voluntariado es la muerte de un familiar muy joven, que cayó en el mundo de las drogas. Cada vez que pienso en él me comprometo más con otros jóvenes, para que no vivan esto”.
Esta actividad la comparte con las tareas del hogar. Con su esposo coinciden en el compromiso social en favor de la juventud, juntos hacen un buen equipo, confiesa. “Soy madre de 3 niños. Mis hijos me acompañan a todos los talleres, las charlas, las funciones de títeres, son mis ayudantes”, indica.
Según Verónica, los problemas sociales que viven los jóvenes comienzan en el hogar. La carencia de afecto, atención, la ausencia de los padres determinan el comportamiento de los chicos, quienes buscan en la calle, en las drogas, en la delincuencia, salidas a su situación.
“Cuando trabajamos con los chicos, vemos más allá de lo que aparentan ser, vemos al ser humano, a la madre adolescente, no al delincuente o al consumidor” afirma.
Su sueño es crear una organización de acogida para jóvenes consumidores, para madres adolescentes y un comedor comunitario para los niños que pasan solos en casa por largas horas.
Su reto inmediato es el desarrollo del festival artístico “Ecuador pide vida”. Para el 23 de junio varias bandas, gestionadas por su organización, llegarán a Ecuador, desde países vecinos. El encuentro se dará en el parque Villas Aurora, al norte de la ciudad.
“La música que edifica, las charlas motivacionales, el cariño seguro podrán cambiar muchas vidas, esta es mi expectativa” concluye.