Crónicas sonoras de una ciudad: Banda Sinfónica Metropolitana de Quito
- La Banda Sinfónica Metropolitana de Quito -BSMQ-, elenco de la Fundación Teatro Nacional Sucre, cumple 30 años este 2020.
- Luis Alberto Castro es su director desde el año 2018
- La BSMQ se ha posicionado como una de las mejores agrupaciones de su estilo en América Latina.
Para celebrar los 30 años de la Banda Sinfónica Metropolitana de Quito -BSMQ- el Teatro Nacional Sucre propone una serie de entregas sobre esta agrupación musical. En esta ocasión, la propuesta se centra, en una entrevista con su director, Luis Alberto Castro, para hablar sobre el funcionamiento a la banda, la formación musical del elenco, la selección de repertorios, el quehacer y las exigencias de una agrupación profesional con tres décadas de existencia.
El trabajo sostenido es el camino a la belleza, la experiencia asegura ese nivel que ha conseguido la BSMQ, y que la ha posicionado como una de las mejores agrupaciones de su estilo en América Latina.
Luis Alberto Castro se inició como músico profesional en la década del noventa, en la agrupación coral Voces del Táchira, de la cual pasó en 1996 al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela: «en ese momento comencé mi formación como músico académico» responde, mientras evoca esa larga trayectoria que lo ha conducido a ser el director de la Banda Sinfónica de Quito.
Castro colabora desde 2015 con instituciones musicales ecuatorianas como la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Sinfónica de Loja, El Conservatorio Nacional de Música, entre muchas otras. De su experiencia nace la asiduidad y exigencia que comparte con los 37 músicos a los que dirige. El respeto y el amor a la labor artística son las “piedras angulares”, dice Castro, que mantienen sanas las relaciones del grupo. El objetivo es ejecutar música al más alto nivel.
La vinculación de Castro con la BSMQ se dio hace 3 años, a finales de 2017, cuando fue invitado para dirigir algunos conciertos. «Era la primera vez que asumía la dirección musical de una agrupación de estas características, ya que mi formación específica como director se dio a través de las orquestas; pero evidentemente, siendo especialista en instrumentos de vientos, ya tenía la experiencia de años en la dirección del ensamble de vientos y en los repertorios propios de estos conjuntos».
En palabras del director: la música es una vocación para toda la vida
El funcionamiento de una banda sinfónica es un mecanismo fino: hay horas y horas de estudio y trabajo que permiten a los músicos profesionales entregar lo mejor al público en sus presentaciones. La música nos encanta, es cierto, pero hay un largo proceso que media entre lo que escuchamos en concierto, en vivo, o en una producción pregrabada, y la experiencia de las manos e instrumentos que interpretan las obras y nos brindan momentos únicos:
—Una presentación de la banda —relata su director, Luis Alberto Castro— comienza dos o tres horas antes, con un ensayo general en el sitio. Los músicos suben al escenario, realizan el estudio de calentamiento técnico y se revisa que todos los factores estén cubiertos, desde la presencia de partituras y accesorios como sillas y atriles, hasta aspectos como la iluminación o la escenografía. Luego de esta prueba viene un descanso.
En la presentación, no solamente se interpretan las obras, sino que se busca la interacción con el público, para que quienes asistan a cada concierto tengan una experiencia diferente: que puedan apreciar las obras; pero también que puedan conocer más acerca de los músicos y los compositores que intervienen.
En el año 2000, supe que sería profesional. Eso era lo que quería hacer luego de ingresar a la orquesta, agrupación en la que recibí la formación durante más de 15 años, que me llevó a convertirme en miembro de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y a desarrollarme como director musical.
Provengo de un proceso formativo con altísimos estándares en relación con la calidad del producto artístico final y no conozco otra manera de obtener los resultados, más que con disciplina, esfuerzo y trabajo constante.
«Tuve la fortuna —confiesa— de pertenecer a una generación que fue tremendamente beneficiada de un proceso formativo que involucró a algunos de los mejores maestros del mundo durante varios años y aprendí todos los procesos relacionados con la ejecución instrumental, la formación académica y la dirección de proyectos artísticos. Sé que para el grupo no ha sido fácil adaptarse a ese nivel de exigencia que les propongo, porque pocas veces logro estar completamente satisfecho conmigo mismo, con los resultados que obtengo. Creo que siempre se puede mejorar; ellos siempre están ahí para seguir poniendo de su parte y ayudarme a conseguirlo, esa es la clave para consolidar el crecimiento técnico que he visto en la banda durante mi gestión», sostuvo Luis Alberto Castro.
Esta es una serie escrita por Daniel Félix, comunicador del Teatro Sucre.