Gestores culturales de 4 parroquias rurales fueron reconocidos
Este domingo 28 de febrero, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) entregó un certificado a los gestores culturales de Checa, Yaruquí, Tababela y Puembo que participaron en el registro del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El parque de Checa recibió desde temprano a los invitados con un espectáculo alegre y colorido: el baile de los arcos se imponía con su carisma. Aquí el IMP entregó simbólicamente un certificado a los gestores culturales que mantienen vivas tradiciones como el carnaval bolivarense, el baile de San Pedro y las fiestas del Señor de la Buena Esperanza.
Este acto fue fruto de la gran minga realizada entre el Instituto de Patrimonio junto a personas de las 33 parroquias rurales que de manera participativa se unieron para recopilar el patrimonio inmaterial de los rincones donde cada uno habita. Como resultado se obtuvo una consultoría que recoge las costumbres y tradiciones de nuestra ciudad.
Junto a Marcelo Guamán y su esposa Margarita Guaita se puede recorrer el Centro Cultural ÑuKanchik Yuyay. Al ingresar se emana paz y tranquilidad, hay un museo que con maniquíes de trajes vistosos, caretas, vasijas y fotos nos cuentan sobre nuestra cultura ancestral y la historia de esta familia.
El centro lleva años en funcionamiento y es parte del patrimonio intangible de la ciudad porque aquí se rescatan tradiciones como la danza y los rituales de sanación. Marcelo resalta que las puertas están abiertas y que lo que desean es dar a conocer al público las raíces de nuestro pueblo.
En esta misma parroquia está el taller de bordados ancestrales Pakarina que tiene 5 años. Su fundador Enrique Payllacho señala que rescatan lo que sus abuelas hacían con su vestuario: bordados de colores que plasman la naturaleza, las plantas o los animales como el cóndor y el curiquingue. Las mujeres en este centro visten blusas vistosas y muestran su labor de bordar que lleva tiempo y paciencia.
En Yaruquí estos gestores culturales recibieron un homenaje simbólico. Funcionarios del IMP partieron de 5 manifestaciones básicas, sin embargo, lograron levantar 80 registros patrimoniales en los 5 ámbitos del patrimonio inmaterial.
En Tababela un sonido conocido se mezcló con el viento del medio día en el parque central, eran Marcelo Gómez y Gabriel Mena quienes tocaron el rondín. Forman parte del patrimonio intangible de su parroquia.
Marcelo dice que es una costumbre que se la heredó su padre que tocaba en un grupo de música, la gente bailaba contenta para agradecer a la madre tierra alrededor de los músicos.
No muy lejos del centro de Tababela se encuentra un hotel que guarda un secreto debajo de él: es un molino de 150 años de antigüedad de acuerdo a Geovanny Tobar, propietario del lugar. Cuenta que sus abuelos lo construyeron y que la gente de Tababela se reunía allí con el pretexto de moler sus granos. Se ingresaba en un oscuro túnel para la conexión del agua que hacía mover el molino.
Finalmente, en Puembo el IMP llegó hasta la capilla Colonial del Chiche Obraje para recordar la leyenda del Huaycasique de Tangafu. Así mismo se evocó a los labradores, se recordaron preparaciones como el pan de maíz, la oración de la magnífica, la viuda, entre otros personajes de la memoria histórica de Puembo.
Los gestores culturales recibieron este estudio con orgullo porque guarda parte de su historia y hoy está escrita para dar a conocer a las futuras generaciones. Gabriel Mena, quien toca el rondín en Tababela, con tan solo 11 años, pide a los jóvenes no olvidar las costumbres que forman parte de su identidad.