Educadoras comunitarias del Patronato San José recorren Quito para atender a niñas y niños de 0 a 3 años y madres gestantes

La jornada de Jenny empieza a las 04:00. La mujer de 30 años y madre de tres niñas es comerciante autónoma, la cabeza del hogar. Ella es una de las usuarias del servicio que prestan las educadoras comunitarias del programa de Atención a la Primera Infancia que impulsa la Unidad Patronato Municipal San José (UPMSJ). En Quito, el equipo de profesionales asiste a 7765 niñas y niños, de 0 a 3 años, así como a 659 mujeres gestantes.

Jenny es madre de una pequeña de 5 años y unas gemelas de ocho meses. Las dos pequeñas son prematuras, presentaban retrasos en el desarrollo de actividades acordes a la edad y una de ellas padeció meningitis. La llegada de Sulay, una de las maestras, fue una luz en el hogar.

Cada lunes, la progenitora hace una pausa en las ventas, en sitios como Chillogallo, Sangolquí, La Ofelia, entre otros, para recibir a la maestra, quien llega al hogar de la comerciante a las 08:40. De la mano de la profesional, las gemelas han tenido un notable desarrollo. “Me enseña, me deja tareas para desarrollar con mis hijas y ya he visto la diferencia”, señaló Jenny, mientras cuenta que vive con sus padres. Ellos y una tía ayudan en el cuidado de las menores.

Para que esos cambios sean posibles, Sulay debe caminar distancias considerables bajo el sol y la lluvia. Ella apoya a pequeños de la Comuna Santa Clara de San Millán (Alta y Baja). Algunos de los hogares a los que acude colindan con el bosque ubicado en las laderas del volcán Pichincha. Muchas de las casas de los usuarios aún no están terminadas. “No ha sido fácil”, reconoce.

Sin embargo, el esfuerzo diario ha dado frutos. “Ver la sonrisa de los pequeños y sus madres me llena el alma”, comenta la especialista en desarrollo infantil, experta en niños de 0 a 5 años. Poco a poco, ella se ganó la consideración de las familias, vecinos, dirigentes y policías del sector.

La confianza de la comunidad llegó como resultado del trabajo, cariño y las herramientas que comparte en los hogares. No falta quien le comparte un jugo de frutas en medio de la jornada, las madres le esperan en la esquina de las viviendas y efectivos asignados al lugar están atentos a su seguridad.

Crianza y cuidado con ternura. Esta es la consigna que a diario cristalizan las educadoras comunitarias. Ellas acuden a las viviendas de personas en situación de vulnerabilidad. El servicio está en ejecución desde el 1 de marzo de 2022.

Las profesionales laboran bajo la figura de contrato de servicios ocasionales y llegan a 55 parroquias priorizadas, urbanas y rurales, del Distrito Metropolitano de Quito. La contratación estaba prevista y aprobada para el 2021. Sin embargo, no se dio. En este 2022, el proceso y este nuevo compromiso con la primera infancia se hicieron efectivos. Cada una, atiende a aproximadamente 45 niños y niñas, además de a mujeres gestantes. Los servicios son de lunes a viernes, de 08:00 a 16:30.

Sulay y el resto de educadoras ofrecen un acompañamiento, capacitación en buenas prácticas de crianza, cuidado, actividades lúdicas, guías para una buena nutrición, prevención de violencia y más. El servicio integral contempla atención psicológica, trabajo social, consejerías individuales y grupales, con una metodología basada en arte, juego, música y danza.

Las profesionales, a la par, contribuyen a identificar casos que requieren apoyo de la UPMSJ a través de otros programas, como de adultos mayores, discapacidades, entre otros.

Los progenitores o representantes, así como las mujeres gestantes que requieran el servicio pueden comunicarse a través de las redes sociales de la UPMSJ. Se realiza una evaluación y luego reciben la noticia de la inclusión y se acuerda el horario. Y así como Jenny y Sulay conformaron un equipo encaminado al bienestar de las pequeñas, el resto de la comunidad tiene aliadas para procurar una mejor calidad de vida para niñas, niños y sus familias.