De habitante de calle a educador de calle
21 de agosto de 2024 (Quito Informa). – En las calles de Quito, donde la vida se despliega con sus matices más crudas y desafiantes, encontramos a Byron, un joven cuya historia es un testimonio de resiliencia y esperanza. Hoy, dedica su tiempo a realizar abordajes nocturnos con personas habitantes de calle, pero su camino hasta aquí fue extraordinario.
A los siete años, la difícil situación económica de su familia lo empujó a las calles, donde comenzó en la venta de caramelos para sobrevivir. Byron enfrentó desafíos que para muchos son ajenos, pero que viven más de cien millones de personas en el mundo. El hambre, el frío y la marginación fueron su pan diario. A los 12 años, conoció el alcohol y a los 14, cayó en las garras de las drogas.
Fue entonces cuando Paul Tuquerrés, educador de calle, lo abordó y lo llevó a la «Casa de la Niñez», hoy conocida como «Hogar de Paz», un servicio del Patronato Municipal San José para la erradicación del trabajo infantil. Don Paul, como lo llama Byron, no solo le ofreció su ayuda, sino que se convirtió en su guía, que le motivó a retomar los estudios. Con el tiempo y desafiando todas las expectativas, se graduó de bachiller.
En esas mismas calles, en las que alguna vez anduvo bajo efecto de las drogas, hoy las recorre nuevamente, pero esta vez llevando su mano amiga a los que aún las habitan, brindándoles apoyo, para promover la reducción del daño y la discriminación. Recorre como parte de los 26 equipos de abordaje distribuidos en el Distrito Metropolitano, llegando a cada recoveco de la ciudad, saludando con familiaridad a sus habitantes, sin prejuicios.
Actualmente, ese joven de 22 años, que fue empujado a las calles cuando niño, cursa el tercer semestre en la Universidad Salesiana del Ecuador y es técnico de abordaje de la Unidad Patronato Municipal San José.
Su voz es un eco de resiliencia que nos recuerda que todos merecemos una segunda oportunidad y que la transformación es posible, incluso en las circunstancias más adversas.