Seis mujeres rompieron el molde y se convirtieron en las “Duras del Transporte en Quito”

  • Verónica Ximena Monar, Lola Echeverría, Mercy Manobanda, Verónica Guayaquil, Gissela Flores y Dennise Yambay escriben una historia distinta

Quito, 6 de marzo de 2025 (Quito Informa).- El transporte de Quito, históricamente dominado por hombres, se está convirtiendo en un ejemplo de equidad. En las calles de Quito, donde el rugido de los buses compite con el bullicio de una ciudad en movimiento, seis lideresas, gerentas y presidentas tienen las manos firmes en el volante de empresas. Su trayecto —desafiante, lleno de curvas cerradas— está transformando no solo rutas, sino mentalidades.

Verónica Ximena Monar recuerda las asambleas de hace dos décadas: salones ahogados en humo de cigarrillo, voces ásperas y miradas que cuestionaban su presencia. Hoy, como Gerenta General de la empresa 6 de Diciembre, mira con orgullo cómo esa misma compañía, que rescató de la quiebra económica, es sinónimo de respeto en el sur de la ciudad. «Antes, aquí mandaban los hombres. Ahora, nos escuchan porque los resultados hablan», dice.

Rompiendo esquemas, Lola Echeverría, gerente General de 21 de Julio, logró que el 50 % de sus ayudantes de bus sean mujeres. «Al principio decían: ‘¿Mujeres cargando maletas?’. Ahora ven que somos igual de eficientes», comenta. Su próximo objetivo es claro: «Quiero ver conductoras al mando, no solo azafatas», dice.

El cambio no es solo laboral. Mercy Manobanda, al frente de Trans Sirena Express, implementó capacitaciones a sus equipos para reemplazar el «¡Apúrate!» por un «¿Necesita ayuda?». «Un conductor me dijo: ‘Doña Mercy, ahora hasta los pasajeros me saludan'», relata.

En la empresa 6 de Diciembre, Verónica Guayaquil, presidenta, tiene una anécdota que define su lucha: hace diez años, cuando asumió el cargo, un socio le dijo: «Dos mujeres al mando es un error». Hoy, ese mismo hombre afirma: «Ganamos su confianza con transparencia y trabajo duro».

El sueño de Gissela Flores, gerenta General de Transpacomi y conductora de su bus, sueña con movilidad inclusiva: «Una mujer me dijo que por primera vez viajó sin miedo», cuenta. «El transporte debe ser seguro para todas, de día y de noche».

La más joven del grupo es Dennise Yambay, a sus 30 años es presidenta de Rutvitransa y lidera a 600 personas. «Al principio, mis propios empleados dudaban, ‘¿Esta niña nos va a dirigir?’. Ahora me piden consejos hasta los veteranos», dice.

Detrás de ese cambio hay seis historias de mujeres que demostraron que el transporte no es solo un viaje si no una revolución en camino. Lograron cambiar las reglas con una mezcla de terquedad y empatía. Verónica Guayaquil enfatiza que no se trata de una competencia con los hombres es un “trabajar con ellos para que Quito avance».

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