Quito, la única ciudad en el mundo que preserva el Arrastre de Caudas

  • En la Semana Mayor, la’ Reseña de la Santa Cruz’ o Arrastre de Caudas solo se mantiene en la Catedral Metropolitana de Quito, como símbolo de la identidad cultural y religiosa.

Quito, (Quito Informa).- Como todos los años, desde 1550, este Miércoles Santo, Quito, la capital del Ecuador, cumplió con el ‘Arrastre de Caudas’, rito que conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo, al que asistió el acalde Pabel Muñoz y su esposa; cuerpo diplomático; autoridades, eclesiásticas, nacionales y locales; invitados, turistas y feligreses.

 Alfredo José Espinoza, arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, presidió la ceremonia, en la homilía recordó las palabras del Papa Francisco “no hay cristianismo sin cruz”, una cruz que este año del Jubileo debemos verla como una cruz de esperanza de construcción de puentes para reconstruir el país.

“Que la cruz sea para nosotros un signo de esperanza, un recordatorio de que Dios nos ama y nos acompaña en nuestro camino y un compromiso para ser peregrinos de esperanza en un Ecuador quizá desesperanzado”, dijo el Arzobispo.

La quiteña Jenny Tandazo mencionó que es la primera vez que asistió. “Sé que es un ritual que viene desde la Catedral Sevilla, España, desde hace mucho tiempo, justamente Quito ha heredado la tradición y actualmente la mantiene, parece que es única a nivel mundial lo que causa que haya tanta gente para verla. Bienvenidos no solo a esta ceremonia sino a gozar de todo el patrimonio histórico, sus iglesias y además con apoyo que está dando el Municipio de Quito para retomar el Centro Histórico”, afirmó.

El rito

El Miércoles Santo se realiza la solemne oración de las vísperas y la ceremonia de la Reseña que es una fúnebre apoteosis a la Cruz Redentora. inicia con cánticos, salmos y oraciones, la lectura de la palabra de Dios, la homilía, las preces.

Arrastre de caudas y batida de la bandera: el cabildo de canónigos, en procesión, arrastran largas capas negras que simbolizan los pecados del mundo, acompañados de cirios y custodios de la ‘cauda’ (cola de la capa); el Arzobispo lleva la ‘Lignum crusis’ o verdadera cruz, que contiene una astilla del madero de la crucifixión de Jesús. Los clérigos regresan al altar y se postrarán en el suelo cubiertos por las capas.

El Arzobispo bate la bandera negra con una gran cruz roja, para transmitir, de forma simbólica, el espíritu y los méritos de Cristo, sobre el altar, los sacerdotes con caudas y los fieles; luego golpea el suelo con la asta para que los canónigos se levanten sin las capas, que representa la resurrección de Jesucristo y la redención de los pecados. Sigue el Himno Vexilla Regis (las banderas del rey), la bendición con la reliquia de la verdadera Cruz de Cristo y la despedida.

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