Flor María Toapanta, tejedora de luchas y esperanza, ganó el premio Manuela Espejo

  • La ganadora del premio posee una notable trayectoria académica y un fuerte compromiso con la defensa de los derechos humanos, la promoción de la cultura y la participación comunitaria. Su labor es reconocida a nivel nacional e internacional.

Quito, (Quito Informa). – En medio de aplausos, lágrimas y gritos de emoción, Flor María Toapanta Tumipamba fue reconocida con el Premio Manuela Espejo Aldaz, un homenaje que celebra su incansable lucha por erradicar la violencia contra las mujeres. La ceremonia se realizó en el auditorio Hugo Alemán del Centro Cultural Metropolitano, donde familiares de víctimas de femicidio levantaron fotos de sus hijas, madres y hermanas, y agradecieron profundamente la labor de Flor.

Esta mujer de 39 años, estatura media, cabello largo negro y ojos penetrantes cree fervientemente en el poder de la unión para terminar con la vulneración de derechos y de la violencia. Flor María es la fundadora del colectivo ‘Lilas en Acción’. El colectivo inició su camino en el 2016, trabajando desde el feminismo comunitario en la Prevención y Erradicación de las Violencias de Género, acompañamiento y apoyo a sobrevivientes de violencia y familias víctimas de Femicidios.

“Mis raíces son Kayambi y de Santa Clara de San Millán. Mi lucha ha sido por resignificar la identidad, abolir el racismo, rescatar los saberes ancestrales”, dijo Flor María al recibir el premio. “También soy una sobreviviente de violencia. Desde ahí nace mi compromiso con otras mujeres. Nos hemos tejido en el dolor, pero también en la esperanza”.

El trabajo del colectivo abarca toda la provincia de Pichincha, llevando información, apoyo y formación a barrios y comunidades. Flor es tallerista, panelista y capacitadora en temas de género, niñez, adolescencia y derechos humanos. También ha sido reportera comunitaria y lideresa de procesos con la población LGBTIQ+.

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Acompañar a otras mujeres. Que no callen, que no se sientan solas ni juzgadas. Que alzar la voz se vuelva costumbre y no excepción”, expresó con fuerza. Su propuesta parte de los feminismos rurales y comunitarios, desde donde impulsa políticas públicas más integrales, con base en conocimientos ancestrales y populares.

Flor María es una voz que no solo denuncia, sino que propone y construye. Un referente que camina junto a muchas otras, haciendo de la sororidad y el “corazonar” una forma de resistencia.

“Vengo desde los feminismos rurales, de estos procesos de lucha, con mujeres populares, mujeres comunitarias, desde estos temas hemos venido trabajando procesos con todas las familias que lastimosamente han atravesado estas situaciones de femicidio, que han perdido a sus hermanas, a sus hijas, a sus madres, y todos estas situaciones que la violencia de género acarrea, es lo que nos ha mantenido con muchas compañeras acompañándonos en estas luchas y creo que eso es lo que principalmente ha venido tejiéndose desde mi proceso de ir aprendiendo, de conocer desde ellas, desde su dolor y desde las situaciones de violencia”, culmina.

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