Colada morada: potaje tradicional en honor a los difuntos

El ‘Día de difuntos’ en los Andes, en la época Inca, era conocido como el ‘Aya Marcay Quilla’. Se lo celebraba con una comida tradicional de temporada: la ‘colada morada’ acompañada con una ‘guagua de pan’.

La colada morada es la bebida sagrada tradicional llamada ‘Yana Api’ en kichwa y se prepara con harina de maíz morada y panela. A esta infusión se le agrega canela, clavo de olor, hierbaluisa, cedrón, jugo de naranjilla, mora, hojas de naranja y arrayán.

El cronista de la ciudad (encargado) Patricio Guerra explicó sobre los ritos y el consumo de colada morada citando a Guamán Poma de Ayala, un cronista indígena nacido en 1534, quien ya narra “Aya Marcay una fiesta que la realizaban los Incas, donde se salía en procesión con los difuntos y por ende esa fiesta se heredó”.

En el cementerio de Calderón se puede observar parte de estas tradiciones “el 2 de noviembre, Día de Difuntos se preparaba el ‘Yana Api’ que es una colada o mazamorra de maíz negro, que acompañaba de la tanda guagua, tostado y otros alimentos se los servían sobre la tumba del difunto. Se regaba sobre la tumba y cuando la tierra absorbía, estas bebidas se decía que el difunto había degustado ese alimento”, dice Patricio Guerra.

La celebración se empataba con la conmemoración cristiana del 1 de noviembre Día de Todos los Santos, “en la colonia, por ejemplo, el cristiano vivía para morir, es decir un buen vivir y un buen morir. La buena muerte era con auxilio espiritual, en la gracia de Dios, pero también un lugar donde descanse el cuerpo y quien rece por él”.

Lo cristiano e indígena se fusionaron. “En nuestra cultura mestiza seguimos consumiendo esta mazamorra de maíz, que, para darle esta coloración morada, ponemos el mortiño. En septiembre y octubre la gente acostumbra a subir al páramo a recogerlo, se utiliza también harina de maíz negro, una serie de especies de dulce y le ponemos también fruta y se degusta con la guagua de pan, que inclusive dio origen al mazapán en Calderón”.

Esta tradición es un rescate de la cultura andina, “nosotros lo hacemos como parte de recordación del Día de los difuntos: nos habla de comida comunitaria y de reciprocidad, de una tradición que es parte de nuestro pasado, de nuestra identidad, y pasarla a las nuevas generaciones es nuestra responsabilidad.”

Se habla de un sincretismo de las dos culturas, la tradición la entendemos como un hecho que se origina en el pasado y que de la práctica llega hasta nuestra época, “estos hechos, son inclusive parte del patrimonio inmaterial y por ende es un atractivo turístico, y así es como nosotros deberíamos aprovecharlos, a la vez que mantenemos nuestro bagaje cultural, nos sirva también como promoción de la misma e inclusive generar ingresos económicos a través del turismo”, señaló el cronista de la ciudad.

Este año por la pandemia de COVID-19 los cementerios permanecerán cerrados, sin embargo, la tradición de compartir la colada morada y las guaguas de pan se realizará en el seno familiar. Esta es una época para rescatar y degustar esta preparación tradicional.

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