Detrás de quienes recogen los escombros hay historias de dedicación y esfuerzo por Quito
- En total 3.563 m3 de material se han recogido. Un trabajo conjunto de Emaseo, Epmaps, EP Emseguridad, Epmmop y Administración Zonal Eugenio Espejo. Son 446 volquetas con material desalojado
“Ya vienen, se están lavando las manos porque acaban de llegar de una limpieza de escombros por la Simón Bolívar”. La frase es de Segundo Gavilanes, uno de los integrantes del equipo de maquinaria pesada de la EP Emseguridad, y se refiere a sus compañeros que, la mañana del 29 de junio, salieron para habilitar la vía.
Durante estos días de movilizaciones por el paro nacional, los ocho operadores de retroexcavadoras, minicargadoras y volquetas se han multiplicado para estar en varios sitios al mismo tiempo y que Quito no se bloquee por completo.
En la primera semana de paralizaciones, entre el 13 y 19 de junio, sus jornadas de trabajo eran de día y de noche; incluso hubo miedo porque, en algunos casos, las protestas resultaron violentas. Hasta el momento han retirado el equivalente a más de 231 volquetas de escombros.
Cuando la situación se agravó y no hubo transporte público para que lleguen o salgan, se organizaron para permanecer en la base y hacer cama general, con el único objetivo de continuar trabajando en beneficio de la ciudad.
Estos hombres que en promedio tienen seis años trabajando en la EP Emseguridad y están entre los 25 y 55 años de edad, dedicaron unos minutos para contar el ‘tras la máquina’ y visibilizar esta labor del día a día durante estas protestas.
Si no estuvieran padeciendo este paro, el trabajo de los operadores de maquinaria pesada se centra en intervenciones en un determinado sector; es decir, hacer demoliciones menores, nivelar terrenos, transportar materiales, desalojar escombros producto de deslizamientos, entre otras actividades de emergencia.
De entrada, Hugo Ortiz dice que en los primeros días de paralización -pese a estar resguardados por la Policía y el Ejército- sentían miedo porque las piedras volaban por todos los lados. A los sectores que más temor sentían fue el redondel de Gualo, el puente de San Miguel de Común, la curva de Santa Rosa y el sector de Cutulagua.
A esos puntos, según Juan Calahorrano, se suma Catahuango porque “los manifestantes estaban más unidos y no dejaban remover los escombros de la vía, se molestaban porque les dañábamos sus barricadas de protestas…”.
Pese a esos miedos, agrega Aníbal Romero y Efraín Maiquiza, el trabajo no paró y solo en el segundo día de paro, el martes 14 de junio, recogieron 248 m3. Aunque la mayor cantidad de escombros cargados ocurrió el domingo, 26 de junio, con 468 m3.
Todos los operarios con sus máquinas acudieron a ese punto. Omar Toapanta cuenta que era en el redondel de Pintag y “no sabemos de dónde los manifestantes sacaron tanta tierra para cerrar todos los lados; al final se recogieron unos 50 viajes en volqueta que equivale a 400 m3”.
Estos días de paralizaciones también trajo, confiesan los operadores, acciones que les levantaron el ánimo. Por ejemplo, ese trabajo conjunto con la comunidad que, en plena jornada de remoción de escombros en Cutulagua, sacaron sus escobas y palas y les ayudaron. También les regalaron botellas de agua.
En el sector El Arbolito fue otro cantar, “allí el trabajo fue extenuante y difícil”, apuntó Germán Pilco. Lo dice porque los adoquines no se podían recoger con la pala de la retroexcavadora porque estaban por todo lado y rotos. Por eso, “tuvimos que cogerlos suave; es decir, juntamos dos máquinas de frente (retroexcavadora y minicargadora) y recogimos con cuidado los adoquines”, aclara Pilco.
Fue un trabajo paciencioso, pues empezaron a las 02:00 y terminaron a las 06:00 aunque el material no era mucho y solo hicieron cuatro viajes en las volquetas (cada embarque con 8 m3). Si hubiesen sido escombros normales, exagerado se demoraban 30 minutos.
Lo importante es hacer el trabajo bien, aclararon lo operadores de la EP Emseguridad. Y cuidar a sus máquinas porque son sus herramientas de trabajo y las tomaron cariño. Tanto es ese vínculo que hasta tienen nombres.
Allí está ‘la poderosa’, una retroexcavadora que suele usar don Romero. O la volqueta ‘pulga Messi’, porque el conductor (don Ortiz) es pequeñito y fans del jugador argentino.
¿Hay otros nombres? Entre ellos se miran a los ojos y de una sale la ‘mosca’, la ‘sisuca’… Todos sonríen con ganas y recobran ánimos para seguir con la tarea que han desempeñado en estas manifestaciones: habilitar las vías y permitir que los quiteños se movilicen con cierta normalidad. ¡Todo sea por Quito!