Crónicas sonoras de una ciudad: ensayos y repertorios el camino para sonar hermoso
- La Banda Sinfónica Metropolitana de Quito -BSMQ- cumple 30 años este 2020.
- La BSMQ es una de las mejores agrupaciones de su estilo en América Latina.
- Luis Alberto Castro es su director desde el año 2018
Para celebrar los 30 años de la Banda Sinfónica Metropolitana de Quito -BSMQ- el Teatro Nacional Sucre propone una serie de entregas sobre esta agrupación musical. En esta ocasión, la propuesta se centra, en una entrevista con su director, Luis Alberto Castro, para hablar sobre ensayos y repertorios, el sendero para sonar lo más hermoso posible.
Esta es una serie escrita por Daniel Félix, comunicador del Teatro Sucre.
Los músicos profesionales dedican la vida a aprender la técnica y el lenguaje. Hay muchos repertorios, se ha dicho: populares, académicos, modernos, experimentales, que los músicos de la BSMQ están en la capacidad de interpretar.
Los repertorios académicos tienen que ver con la música que desciende de la tradición de la música occidental, donde los elementos musicales están dispuestos de antemano, generalmente por notación escrita; entre las principales variaciones de estos están el estilo barroco, el romántico, el vanguardista y el contemporáneo. Por su parte, los repertorios musicales populares y modernos pueden abrir más espacio a la interpretación, están destinados a entablar un diálogo más íntimo con los públicos, están pensados para que la gente baile y cante, se divierta, sea más feliz o más sensible a las identidades de la cotidianidad.
Sin embargo, la exigencia siempre es la misma, la del día a día:
“Un día regular de ensayos comienza con el estudio individual que realizan los músicos, horas previas al ensayo; explicó Luis Alberto Castro director de la BSMQ. Esto para lograr ese nivel técnico que se exige dentro de la banda. En los ensayos es normal ver a músicos de la agrupación realizando estudios individuales, en los distintos salones con los que contamos para la práctica. Se revisan pasajes complejos o se realizan estudios técnicos propios del instrumento que cada uno toca”.
Los ensayos se hacen con presencia de los 37 músicos de la banda, cuando se trata de un ensayo general, o se pueden dar por secciones. El director es el encargado de definir la necesidad de los ensayos con grupos específicos, mientras los demás miembros estudian de forma individual. Su misión es velar porque cada integrante se mantenga en el nivel de rendimiento técnico. La realización de arreglos musicales o la transcripción de partituras es otra de sus funciones, cuando es necesario para las orquestaciones. Se busca el mayor emparejamiento a la idea original, considerando tanto lo que los arreglistas proponen a la hora de transcribir, como las condiciones reales de ejecución.
“La parte disciplinaria es un aspecto importante del que, como director, debo mantenerme actualizado. Esto permite el funcionamiento de cualquier grupo de trabajo. Hay normativas artísticas tanto de la Fundación Teatro Nacional Sucre, como de la Secretaría de Cultura del Municipio Metropolitano, que sirven para garantizar el mejor ambiente de trabajo para todos, y que los fines artísticos de nuestra agrupación sean cumplidos en los estándares de exigencia y calidad”.
Todo para sonar lo más hermoso posible. Aspectos como el montaje artístico o la planificación de los repertorios, dan cuenta de una tarea ardua y creativa que se realiza de manera colectiva. La gestión debe vincularse con la comunidad musical, con los territorios, con las temporadas de conciertos o festivales en los que la BSMQ participa. La actualidad artística de la banda, la programación, es interpelada continuamente por muchas variantes.
“Un repertorio —comenta Castro— se define dependiendo del tipo de proyecto: puede ser de carácter popular o académico; también puede tener un enfoque didáctico y obviamente el director musical tiene la potestad de realizar la propuesta, en virtud de su capacidad de análisis. En nuestro caso cada propuesta es enviada a la dirección musical del Centro Cultural Mama Cuchara, al maestro Tadashi Maeda, con quien finalmente se define la viabilidad de cada programa. Pienso que lo que se logra en cada presentación es producto del esfuerzo de un gran equipo de trabajo, lo que hace que cada idea o sugerencia sea bien recibida y escuchada”.